martes, 4 de marzo de 2014

 

todos sabemos que son mas de 200

Los gendarmes que allanaron la Morgue Policial que funciona en el Cementerio de La Plata se sorprendieron con el panorama que encontraron cuando concurrieron a cumplir con una pericia solicitada por el juez en lo Contenciosos Administrativo, Luis Federico Arias. Durante 24 horas se dedicaron a tomar muestras y recoger documentación y material informático de 69 cadáveres que estaban depositados, según fuentes judiciales, mal refrigerados, en muchos casos sin rótulos identificatorios y en estado de descomposición y compartiendo espacio con animales.
El agobiante operativo, que comenzó a las 10.30 del viernes pasado y concluyó casi a la misma hora del sábado, tuvo como saldo, más allá de la macabra escena, la reafirmación de la hipótesis de que allí podrían registrarse serias irregularidades en el tratamiento que se les da a los cadáveres que están judicializados: en varios casos no se halló el IP (la Instrucción Preparatoria) que remite a una causa penal. El allanamiento fue pedido por Arias luego de constatar que al menos en una oportunidad en el Cementerio de La Plata se inhumaron dos cuerpos con el mismo nombre. Si bien no sería ese el caso, el juez pretende investigar si esa práctica es recurrente y si, en tal caso, podría haberse aplicado en víctimas fatales de la inundación del 2 de abril que no engrosaron los listados oficiales. Pero ahora, aquella primera intención parece ser solamente la punta de un ovillo, y podría convertirse en un caso aún más escandaloso. “Lo que vimos en la morgue durante esas 24 horas es intransferible en palabras”, dijo a Diagonales un participante en el procedimiento realizado por la Gendarmería, luego de intentar narrar imágenes propias de un averno. Según esa versión, ratificada más tarde por fuentes judiciales, las falencias que la Gendarmería detectó en la Morgue platense van mucho más allá de los burocrático, y son detectables a simple vista: frascos con muestras sin rótulo ni mantenimiento; sistemas de refrigeración deficientes o que directamente no funciona; cadáveres compartiendo el espacio apto para uno sólo; algunos de ellos en estado de descomposición; restos esqueletizados propios de una persona pequeña (probablemente un niño) y fetos; huesos que tuvieron que ser analizado para corroborar que se trataba de al menos dos perros.
Durante las 24 horas en el lugar, los profesionales que aportó la fuerza de seguridad nacional tomaron muestras a cada uno de los cadáveres para corroborar la identidad (en los casos en los que tenían rótulo) o intentar identificar (en los que no). Pero más allá de las condiciones físicas del lugar, administrativa y judicialmente los más graves parecen ser los casos de cuerpos que no tienen un correlato en una causa penal, porque tampoco tienen su IP correspondiente. “Estamos ante una situación que es grave en ambos sentidos –analizó junto a Diagonales la fuente judicial que siguió de cerca el operativo-, por un lado por la escasa capacidad operativa que tiene la morgue, y por otro por las presuntas irregularidades que podrían estar hablándonos de un ocultamiento de cadáveres e identidades”. Las consecuencias de las pruebas allí obtenidas se conocerán a largo plazo, porque así lo demandarán ahora los estudios que realizará la propia Gendarmería, y ya no la Asesoría Pericial que depende de la Suprema Corte de Justicia. Con esos resultados en la mano podría determinarse si hay o no responsabilidades de funcionarios de la propia Morgue, del Registro Provincial de las Personas, y hasta de la propia Justicia penal.

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