sábado, 25 de octubre de 2014

 

Reserva Natural de Punta Lara

A pocos kilómetros de La Plata, la selva más austral del mundo permite recorrer sus pasarelas, un puente colgante y aventurarnos en los más variados ecosistemas. Organizan recorridos para colegios y, una vez al mes, visitas nocturnas.
Al llegar, me recibió una nube de libélulas, durante la visita anduve por una pasarela larga de madera y después crucé el puente colgante. Así ingresaba a la Reserva Natural Integral Punta Lara, la segunda más antigua del país.
Cuando paramos frente a un laurel blanco de 400 años bastante inclinado, el guardaparques contó que de ahí sacaban arcilla los querandíes para hacer vasijas. Ese árbol había sido testigo de toda la historia de Ensenada: de cuando vararon un grupo de ballenas (antiguamente, Punta Lara se llamaba Punta Ballena) o del desembarco británico durante la segunda invasión inglesa (1807), por ejemplo.
En sus 6000 hectáreas —que van desde la costa hasta el límite con la ruidosa Autopista La Plata-Buenos Aires y también ocupan tierras de la localidad de Berazategui—, la naturaleza conjuga varios ecosistemas, como el pastizal, el matorral ribereño, los bañados y la selva marginal o en galería, que es la más austral del mundo.
La selva de Punta Lara es un ecosistema formada por las semillas que hace siglos fueron traídas de la selva misionera por las corrientes de los ríos Uruguay y Paraná. Como en las crónicas y los relatos de aventuras, se pueden observar lianas, mariposas y una gran cantidad de aves.
Desde 2007, la Reserva junto al Parque Pereyra Iraola conforman la Reserva de la Biosfera Parque Pereyra, la máxima distinción que otorga la UNESCO a un área natural.
Las visitas educativas se realizan de lunes a viernes en dos turnos (10:30 y 14 hs), con una duración de una hora y media. El bono cuesta $ 4. La modalidad de la visita nocturna con luna llena cuenta con cupos para 20 personas, dura una hora y media y el bono de ingreso sale $5. Para coordinar un turno hay que contactarse al teléfono (0221) 466-0396.
Por otra parte, “actualmente estamos llevando a cabo un proyecto con una institución educativa, con Universitas —detalla Ximena Russo, guía de turismo del lugar—, que consiste en la búsqueda de botellas plásticas de gaseosas de 2,25 lt.” Buscan construir una estructura para un germinador en el vivero Ayuí, que se encuentra dentro de la reserva.
Juan Pablo Carricart tiene 38 años y nació en Capital Federal pero vive desde chico en La Plata. “Lo mejor de este trabajo es el contacto diario con la naturaleza”, asegura el guardaparque encargado de la reserva, donde está desde hace 14 años.
“Invitamos a la gente que no conoce la reserva que venga a sorprenderse y a conectarse con la naturaleza, a pocos kilómetros de su lugar de residencia —dice Ximena—. Estos ambientes de la ribera rioplatense están llenos de secretos que valen la pena descubrir”.

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