lunes, 19 de septiembre de 2022

 

la rabona es pincha

 El 19 de septiembre de 1948, en 57 y 1, Estudiantes se jugaba otro partido clave de lo que fue su última gran campaña antes del título del ’67. Recibía a Central, por la fecha 21. Llegaba tercero, a tiro de los punteros, River e Independiente. Un partido que marcaría la historia del Pincha y del fútbol universal.

Una jugada comenzada por Julio Gagliardo por la derecha,

hacia el arco de calle 57, tuvo como cierre de oro la invención de una genialidad nunca antes vista. No fue Tesla, no fue Da Vinci, ni tampoco Graham Bell. Ricardo Infante recibió la pelota en el borde del área de Pedro Bottazzi, el arquero de los rosarinos, tras un rebote en el travesaño después del tiro de Gagliardo. Antes de que llegue al suelo, “El Beto” cruzó la punta del botín derecho por detrás del talón izquierdo e impactó la “bocha” de cuero clavándola en el ángulo más lejano para culminar con un rotundo 3-0. Era la jugada sin nombre, la que nadie había inventado. Desde ese día, y hasta para la FIFA, esa genialidad técnica pasó a llamarse "la rabona" y se patentó en 57 y 1, hecho reconocido por la FIFA.
La tecnología le jugó en contra al "Beto": los videos de las “rabonas” son los contemporáneos, los de Maradona, Borghi, Romario, Zidane, la “Brujita” Verón o Ronaldo. Pero la historia ya la escribió: hacer la rabona como un gesto técnico valioso; y naturalizándolo como un valor que le pertenece sólo a los genios del fútbol. Ese es el sello registrado que se le debe reconocer al gran Ricardo “Beto” Infante.
Uno de los máximos hitos de la institución, en el podio de los goleadores históricos del club, campeón de las copas Escobar y República de la década del '40 e integrante de una saga inolvidable junto a otros como Negri, Gagliardo, Arbios y Pelegrina.

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