sábado, 18 de febrero de 2023

 

Se muere un Ateo...

 Al llegar al cielo, es recibido por San Pedro:

-Uhmmm... (leyendo el historial de vida del ateo en su tablet)... Lamentablemente, hijo mío, no puedes entrar al Reino de los Cielos. Desde joven te declaraste ateo e incluso en tu lecho de muerte te mantuviste firme en tu ateísmo.
Tu lugar está en el infierno.
El ateo desciende a las profundidades abismales, buscando la entrada al infierno. Al llegar se sorprende: El ambiente se asemeja a los grandes casinos de Las Vegas. En la entrada, mujeres hermosas escoltan al ateo. Muy sorprendido, entra en el infierno y es recibido por un hombre elegantemente vestido con un traje blanco y una flor en el ojal:

-Bienvenido, amigo mío! – dice efusivamente – soy Satanás, tu anfitrión por toda la eternidad y si deseas algo simplemente pídemelo directamente a mí o a cualquiera de las hermosas mujeres de este maravilloso infierno.
(bajando la voz) – La pelirroja del vestido negro te llevará a la locura!
La imagen del infierno era fabulosa: una vasta planicie con una hermosa hierba baja y coloridas flores. En el fondo, una pequeña fila de montañas.
Se dio cuenta de un pequeño río a la izquierda, donde nuestro amigo reconocido a Nietzsche y Voltaire con cañas de pescar en una mano y una copa de Whisky en la otra, riendo con intensa alegría.
A la derecha, un restaurante con un gran balcón, el ateo reconoció ahí a Thomas Paine, Robert Ingersoll y Thomas Jefferson, mientras saludaba y apuntaba a un libro en su mano. Era el último libro de Richard Dawkins.
Confuso y desconcertado, el ateo no podía entender lo que estaba sucediendo. Escuchaba a Satanás de su lado, hablando como si fueran dos grandes amigos tomando refresco en un bar:
- Mi amigo, aquí puedes hacer lo que siempre has querido. Nada está prohibido, puedes obtener placer mientras no perjudiques a nadie. Hola, Giordano!!! -saludó a un hombre que pasaba.
El ateo preguntó: -Ese era Giordano Bruno?
-Eh? Ahh... sí! Disculpe por no presentarlo, pero no te preocupes, porque se reunirá en la noche del jueves. Todos los jueves jugamos a las cartas, después del partido de fútbol. Los que no juegan son Karl Marx y Albert.
-Albert... Einstein?!?!?!?!
Pero, de repente, la conversación es interrumpida por descargas de rayos y truenos que ponen el cielo oscuro con nubes y vientos que parecen anunciar el día del juicio. El ateo al ver que el llano, anteriormente lindo, se convierte una fosa abisal que emite desde sus entrañas, sulfurosas bengalas como lenguas demoníacas. En medio del cielo tormentoso, aparece un hombre, gritando locamente y en llamas, cayendo directamente a la fosa abierta en el suelo. Tan pronto como el hombre es tragado por las llamas, todo vuelve a la normalidad como lo era antes. Satanás no dejar de hablar, como si nada hubiera pasado.
Perplejo por lo que vio y no pudiendo contener la curiosidad ante la calma de Satanás, le pregunta el ateo:
- ¿Qué fue eso?
Satanás responde: Ahhh... ese era un cristiano. Ellos prefieren el infierno de esa manera.''

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